El 12 de diciembre de 1986 fuimos ordenados en el Colegio Máximo de San Miguel. Recuerdo siempre a Chela, misionera del Barrio de Sumampa, que después de la misa y en medio del tumulto de la gente que nos saludaba me dio un gran abrazo llena de alegría. Yo, que todavía no había «caído» en el sacerdocio, le dije: Chela, vos estás más alegre que yo! Y ella muy fresca respondió: Y por supuesto! Si tu sacerdocio es para nosotros. Hoy sigue siendo esta alegría de nuestra gente la que me confirma en el sacerdocio. Por eso me encomiendo a sus rezos junto con mis compañeros, dando gracias al Señor que nos eligió, nos consagró, nos perdona cada día y nos envía siempre de nuevo a evangelizar. Pidan a nuestra Señora de Guadalupe para que seamos fieles y generosos.
Padre Diego
1986
2016