Navidad B 2014

Navidad 2010 (4)Saludos de Navidad en El Hogar

 

 

 

En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto,

ordenando  que se realizara un censo en todo el mundo.

Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria.

Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen.

José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea,

y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada.

Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre;

y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales

y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue.

En esa región acampaban unos pastores,

que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche.

De pronto, se les apareció el Ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz.

Ellos sintieron un gran temor, pero el Ángel les dijo:

«No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo:

Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» Y junto con el Ángel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial,

que alababa a Dios, diciendo: «Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él!»  (Lucas 2, 1-14).

 

Contemplación

El almuerzo del 24 en El Hogar tiene aire de Belén. No por el frío, por supuesto, sino por la gente. Los dos turnos tuvieron lugar y gracias a Dios no quedó nadie afuera. Lindos cuartos de pollo con puré, duraznos al natural, jugo frío, regalitos de gorras y pan dulce para cada uno… Juliana consiguió de todo, trabajando desde hace dos meses, que las gorras a tal precio, que los pan dulces que sobran van a otras instituciones…  Todo el equipo del Hogar dejamos nuestras otras tareas, distribuimos los regalos y saludamos personalmente a cada comensal.

Este saludo lo fuimos instituyendo y la verdad es que termina siendo lo que corona el año interiormente: comienza con el besito al Niño Jesús y termina al salir con un beso o un apretón de mano y  el deseo de Feliz Navidad.

Instituir gestos buenos es toda una tarea: requiere sensibilidad para descubrir lo bueno, lo que hace bien, inteligencia y perseverancia para instrumentarlo y una buena dosis de simpleza y sentido común para que pase a formar parte de la vida cotidiana como algo “natural- especial”. Si en algún momento para alguno pudo resultar una tarea más, ahora creo que nadie se lo quiere perder.

Cada uno sabe lo que recibe y lo que da en ese saludo.  Yo personalmente me reservo un rato y a los que saludo lo hago con todo el corazón y de la mejor manera que puedo para expresarles todo mi cariño en ese gesto.

Lo que más nos emociona siempre es que nos deseen una buena Noche de Navidad. A nosotros el deseo para ellos se nos atraganta un poco, pero igual lo expresamos. Nos bendicen, nos agradecen, nos miramos a los ojos. Las manos vienen mojadas y siempre son francas.

Es un saludo nomás, multiplicado por 165, es cierto, pero no deja de ser un simple saludo…  Y sin embargo… Reflexionando ahora veo que así comenzó la Navidad, con el saludito del Ángel a María, con su alegrate y no temás.

Y que también los diálogos de Jesús resucitado comienzan con un simple saludo, un deseo de paz, un atajarlos para que no se asusten…

Desde que el cristianismo es “buena noticia” y “evangelio”, el saludo es algo importante. Un buen saludo abre el camino al Evangelio: “cuando entren a una casa den el saludo de paz” (Mt 10, 12).

No negárselo ni a los enemigos es vital: “Si solo saludan a sus amigos, ¿qué hacen de extraordinario?” (Mt 5, 47). Y pensemos si no tendrá importancia que hay gente que se dice cristiana y se escandaliza de que el Papa reciba y salude bien a sus “enemigos”. Se nota que el evangelio que les leyeron no es la versión completa.

Si miramos bien, el Papa Francisco no ha parado de saludar a todos en estos dos años y en vez de agotarse, su saludo se va extendiendo y profundizando. Cada cual quiere y tiene el suyo y lo honra y lo valora. Todavía me acuerdo de su primer llamado, cómo me dijo: Saludos a todos en El Hogar, y a mí al principio me pareció poco; que faltaba la bendición… (que llegó después).

La cuestión es que en El Hogar tenemos la oportunidad de practicar esta bienaventuranza del saludo a los más humildes y es algo que nos enorgullece y nos llena de alegría. Nos hace sentir humanos y hermanos.

….

Puede ser que haya algo de automático en los Whatsapps que no dejan de llegar y en los mails con tarjetas virtuales y saludos de todo tipo. A mi me gusta descubrir el corazón que viene dentro, el buen sentimiento del que me saluda. Al ver cuánto valoran los más humildes ese saludo que quizás es de los pocos que reciben (hay gente a la que nadie la saluda desde hace mucho. Me lo han dicho), la verdad es que trato de dar y recibir bien los que me tocan (que son muchos y como llegan a toda hora, como uno que entra ahora de unos amigos de España) hay que hacerles lugar.

El Niño Jesús es La Palabra y, entre las palabras que se dicen, la primera suele ser un saludo. Así que: a hacerle sitio y que no se nos quede ningún saludo afuera ni sea respondido con desabrimiento.

Feliz Navidad!

Diego Fares sj

 

 

 

 

 

 

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