Hasta los confines de la tierra…
… Recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes,
y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra.» Dicho esto, los Apóstoles lo vieron elevarse, y una nube lo ocultó de la vista de ellos. Como permanecían con la mirada puesta en el cielo mientras Jesús subía, se les aparecieron dos varones con vestiduras blancas, que les dijeron: – “Hombres de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá de la misma manera que lo han visto partir”. Entonces se volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que dista poco de Jerusalén, el espacio de un camino sabático. Y cuando llegaron subieron a la estancia superior, donde vivían, Pedro, Juan, Santiago y Andrés; Felipe y Tomás; Bartolomé y Mateo; Santiago de Alfeo, Simón el Zelotes y Judas de Santiago. Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos” (Hechos 1, 1-14).
En aquel tiempo, los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús los había citado. Al verlo, se postraron delante de El; sin embargo, algunos todavía dudaron. Acercándose, Jesús les dijo:
-«Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo…» (Mateo 28, 16-20).
Contemplación
“Queda en Soldati… tarambanas!
Che, la gente de las noticias, pónganse de acuerdo sobre dónde quedan los monoblocks tomados… Para TN es Parque Avellaneda, en Radio América es alternativamente el Bajo Flores o Soldati. ¡Búsquense un mapa, por lo menos!
Es notable el desconocimiento que tiene la gente de los medios sobre el sur de la ciudad. No mezclen más, los monoblocks (que parecen barracas de un campo de concentración, pero ese es otro tema) quedan en Villa Soldati. Es una pavada, pero sirve para ver de qué manera se representa el Sur en los medios de comunicación.”
Buscando en el Mapa interactivo de la Capital para ver a dónde había ido (porque esta madrugada “los confines de la tierra” para mi quedaron en Villa Soldati, donde antes de ayer internamos a la abuela María Luisa, pero como fuimos en una mini-ambulancia sin ventanitas y después volvimos en taxi y hoy me llevaron, no me terminaba de ubicar dónde quedaba el UAI, un hospitalito de lujo al que derivan los de OSECAC), me encontré a la vuelta con ese blog que dice “Queda en Soldati… tarambanas”, y me conmovió, porque viajando de vuelta en el Premetro que viene casi del fondo de Villa Lugano, en el límite sur de la Ciudad, iba cayendo en la cuenta de que no soy el único que no tiene ni idea de esa inmensa zona de la Capital, donde están desalojando a los de La Veredita. Después de volver al centro con la gente del Premetro (que me hizo sentir en la Mendoza de mi infancia por la velocidad de tranvía con que funciona), y de ver los inmensos terrenos baldíos, las calles no se sabe si en construcción o destrucción, las villas y los policías respirando humito en el frío de la mañana soleada, que custodian de a montones los terrenos baldíos y los monobloques, sintonicé con ese hermano que se lamenta de que los medios ni siquiera miren bien el mapa cuando se trata de las cosas de los más pobres de nuestro país.
Ché! la gente de las noticias…! Qué bien escrito está lo que se siente. Claro, capaz que para sentirlo hay que andar en el tranvía en el que la gente sube con el termo y el mate y darle el asiento a una señora grande que seguro va a limpiar departamentos al centro…
¿A qué viene esto en el día de la Ascensión? A que los confines de la tierra a los que el Señor nos envía han mutado. Hoy los confines conviven con el centro (y lo ocupan).
Se me ocurría una lista dolorosa de confines a los que tenemos que llevar “la fuerza del Espíritu Santo”, su Alegría, su Vida, su Cariño…
Pero hace falta dejar de “mirar al cielo” porque la gente de las noticias no tiene ni idea y “aunque es una pavada sirve para ver de qué manera se representa el Sur en los medios de comunicación”.
Es tan claro lo que dice este hermano que uno se da cuenta de que estamos anestesiados (esto lo leí en estos días y también me pegó fuerte y me dio ganas de abrir más los ojos). Vemos todo pero no vemos nada. No se trata de ir lejos a ver “catástrofes y accidentes”. Lo que quiero decir es que también lo bueno y lo lindo que pasa a nuestro lado no lo vemos. Todo sucede “en las noticias” y las noticias están vaciadas de vida: descontextualizadas, deshistorizadas, despersonalizadas.
Por eso la invitación del Señor es a salir, a salir con los ojos bien atentos para ver dónde se abre de golpe un confín, dónde cambia un país, donde late otra cultura, otro modo de vivir, dónde entramos de golpe en territorio pagano, dónde pasamos del Subte H recién hechito, con olor a limpio y sin grafitis, al Subte E y después al Premetro, dónde la Ciudad deja de ser ciudad y entrás en la zona del paco (el local de las Madre contra el Paco es puerta de entrada a la villa 1-11-14).
Y esto lo digo porque nos va la vida, porque el que no ve los confines de la tierra no puede ver los confines del cielo. El cielo se abre donde se toca con los confines de la tierra y si nos los desdibujan, si no los vemos con nuestros ojos, si no revisamos bien el mapa a ver por dónde anduvimos, resulta que nos perdemos los puntos de contacto entre la tierra y el cielo.
La gente de las noticias “edita” las cosas, las pega por el lado superficial. Lo que hacen los grandes directores de cine, que “pegan” cosas desde una trama profunda, los medios lo hacen sin historia que contar y sin sentido.
No hay mensaje, hermano! No hay evangelio. Es un anti-evangelio lo que vemos. No por el contenido sino por el formato. El evangelio nos vino con carne y hueso, con geografía y nombres propios, con historias de encuentros personales. Esto que nos dan viene enlatado y huele a nada. Ni siquiera distinguen si La Veredita está en el Bajo Flores o en Soldati. Qué podemos esperar de lo demás. Y no se trata de echarle la culpa a nadie, sino de que cada uno se avive y abra los ojos por donde camina y toque y huela lo que ve y lo discuta y lo rece por sí mismo.
Bueno, se me pegó el tono del blog amigo y me gusta contagiarme porque hay mucha gente despierta que te despierta.
La abuela María Luisa está dolorida pero bien cuidada. La sedaron a la noche y despierta de a ratos, hablando cosas sueltas y confusas, pero su charla conmigo es más lúcida que otras veces: “Padre Diego! Aquí estoy, lidiando con el dolor”. Ella tampoco sabe dónde queda Villa Soldati. Cuando veníamos en la ambulancia le parecía que la llevábamos muy lejos de su casa. Pero sigue siendo una Dama en los confines de sus 96 años. El alzheimer le ha mezclado nombre y tiempos pero ella no se ha dejado robar ninguna de sus oraciones y cuando reza lo hace apasionadamente. María Luisa sabe muy bien dónde está y como maestra que ha sido y que es sabe expresarlo dignamente: Aquí estoy, padre, lidiando con este dolor.
Rezamos por ella.
Diego Fares sj