Domingo 17 C 2010

Llamarle la atención a Dios

Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó,
uno de sus discípulos le dijo:
«Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos.»
El les dijo entonces:
«Cuando oren, digan:
Padre
¡Que sea santificado Tu Nombre!
¡Que Venga Tu Reino!
El pan nuestro, el necesario para la existencia, dánoslo cotidianamente,
Y perdónanos nuestros pecados,
Porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe;
Y no nos metas en la prueba.
Jesús agregó:
«Supongamos que algunos de ustedes tiene un amigo
y recurre a él a medianoche, para decirle:
«Amigo, préstame tres panes, porque uno de mis amigos llegó de viaje y no tengo nada que ofrecerle,» y desde adentro él le responde:
«No me fastidies; ahora la puerta está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme para dártelos.»
Yo les aseguro que aunque él no se levante para dárselos por ser su amigo, se levantará al menos a causa de su insistencia y le dará todo lo necesario.
También les aseguro: pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre. ¿Hay entre ustedes algún padre que da a su hijo una piedra cuando le pide pan? ¿Y si le pide un pescado, le dará en su lugar una serpiente? ¿Y si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más vuestro Padre celestial dará desde el cielo el Espíritu Santo a los que se lo pidan!» (Lc 11, 1-13).

Contemplación

El dibujo de Fano con esa María pequeñita que, con sus manitos juntas y su mirada pícara, “capta” la atención del Espíritu, me conmovió el corazón. La mente me decía que no era el dibujo que correspondía, ya que no aparecían ni Jesús ni el Padre y el evangelio era justo el del Padrenuestro, pero ¡quién mejor que María para rezar el Padrenuestro, quién mejor que ella para sentir lo que significa que el Padre da su Espíritu a quienes lo desean! Guiándome más por el gusto que por la razón, comencé a mirar bien el dibujo. Primero el espacio: en ese espacio entre la Altura del Espíritu y las rodillas en tierra de María, se hacen sentir Jesús y el Padre. ¡Y están! Los podemos descubrir, pequeñitos también ellos, en la imagen del Triangulo con dos Remienditos –esa Trinidad Remendada- que es como le gusta representar a Fano a Dios.
Advertimos también la perspectiva en la que nos sitúa el autor: nos pone entre María y el Espíritu y, entre los dos, más cerca del Espíritu, que gira su cabecita porque algo le tocó el corazón.
Al mencionar el corazón se ilumina María arrodillada en la Sombra de un Corazón grande. Eso remite a un Sol que está más Alto y nos recuerda la frase del Arcángel: “el Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cobijará con su sombra”. Esa es la escena que dibujó Fano y es lo que acontece cada vez que alguien reza con fe, como dice Jesús: “¡Cuánto más vuestro Padre celestial dará desde el cielo el Espíritu Santo a los que se lo pidan!”.
Nos detenemos un instante en el giro de la cabecita del Espíritu. Con su vuelo surca el Reino a gran altura y sin embargo la oración de María le hace girar la cabecita “para mirar con bondad su pequeñez”.
Es como otra faceta de la escena, que la vuelve casual, cotidiana. No es un vuelo teledirigido y planeado sino una advertencia al pasar. Esto pinta muy bien lo esencial de la escena en la que Jesús está rezando y los discípulos le piden “Enséñanos a rezar”. Por un lado, el Maestro les regala las palabras infinitas del Padre Nuestro, que abarcan el Reino en toda su amplitud, altura y profundidad, y por otro lado les cuenta la parábola del amigo hincha que despierta a su amigo a medianoche para pedirle tres pancitos para otros amigos que cayeron de visita.
Nos enseña así Jesús que la oración es para las cosas grandes y para las cosas pequeñas. Para pedir la justicia del Reino y para encontrar el botón que se perdió. Lo que importa es la fe, esa confianza filial de los hijitos con su Padre Y la fe de los niños se consolida tanto con los gestos grandes con que los papás los cuidan y los defienden de los peligros y con los gestos pequeños que les prometen un regalito y se lo dan luego de un jueguito de escondidas.
La confianza filial se teje en lo grande y en lo pequeño. Por eso el Padre nuestro hay que aprender a rezarlo para el pan de cada día y para que venga el Reino y su justicia en todo el esplendor de su gloria y su poder. Jesús nos enseña a rezar deseando lo grande en lo pequeño, conectando mi pancito con el pan de todos, mi perdón de las pequeñas deudas cotidianas con el perdón de las deudas grandes, no solo las sociales sino las definitivas, el perdón de las deudas que nos apartarían del cielo.
En el pan de cada día bendecido y hecho Eucaristía, está el deseo multiplicado del pan que sacia todas las hambres de todos los hombres del mundo.
En el perdón de las ofensas personales está el deseo de la paz que calme todas las violencias y agresiones del mundo.
En pronunciar el Nombre del Padre, bendiciéndolo e invocándolo en secreto muchas veces, está la Gloria inabarcable de un Dios cuyo corazón se ensancha si se puede decir así cuando el hombre, su hijo querido, vive y ama.
En el deseo del Reino, con sus semillas que dan ciento por uno, sus ovejitas encontradas, sus tesoros escondidos y sus fiestas de bodas, están unificados en una misma dinámica el Bien grande y el bien pequeño.
En el “hágase tu voluntad” expresamos claramente la voluntad definitiva del Cielo y la cambiante de esta tierra y de nuestra historia.
De la misma manera está unida la petición de que nos libre del Maligno y del Mal mayor con la petición de que no nos deje caer en cada tentación.
Lo grande y lo pequeño, lo definitivo y la fugaz, lo serio y lo “sin importancia” van de la mano en la oración de los hijos.
Le pedimos al Señor y a María que nos enseñen a rezar de tal manera que nuestra oración le “llame la atención a Dios”, que haga que el Espíritu se de vuelta en su vuelo y obediente a la Voluntad del Padre atienda los deseos de sus hijos y nos llene con su Llenura.
Diego Fares sj

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.